Quien crea realmente una canción hermosa, creo algo más allá de, crea un recuerdo que asociamos ante cualquier situación, feliz, triste, melancólica, etc. Es un arte poder hacer algo bello que trámite las emociones a flote de piel quien las siente suya, una canción que transformamos en persona nos lleva a cualquier lado, crea una persona en forma de sombra a nuestro lado que se mueve al compás de aquel ritmo, entonces las canciones toman forma de persona y nos miran, nos hacen sentir tanto y nos arrebatan testimonios propios de cordura, que se enseñan con la nostalgia y la transforman en algo tan agrio como un llanto ahogado de un bebé esperando que le expliqué ha llegado al mundo.
Y cuando cantas a todo pulmón pareciera que algo muy personal se desprendiera de tu cuerpo, y ya no vuelve como si renunciaras a partes de ti, de esa forma conseguir liberar, llorar, gritar, amar o reir. Muchas veces no sale como esperamos y nuestra sombra solo nos carcome más, y luego, si, luego solo buscas una caminata en la noche que alimente tu alma y que las estrellas devuelvan tus pequeños atisbos de cordura para entender o creer que no estás loco, que aún estás cuerdo y tratas de seguir pero es imposible.
Silencios ensayan la forma de cómo acoplarse a esa canción, hacer que todo sea más secuencial y combinando, de esta forma conjugar una perfecta ecuación con la sombra, el silencio, una canción y tu.
Ahora bajaré a fumar haré mi caminata, fumare un cigarro y escucharé:
«jugábamos a crear un universo entero, abrazarnos entre la incertidumbre de empezar de cero, ven a enseñarme futuros tal vez a llegado el día que vaya al compás fugitivo y de ser un recuerdo, o tal vez para ella un olvidó, jugábamos a navegar todo un planeta entero a tener la lectura de guiños y gestos más secretos»
Mi canción que suena, siempre tiene la forma de su sombra pequeña, esbelta, ojos miel y una sonrisa incomprendida que nadie puede entender, que no quiere nada más en la vida que ser feliz y libre. Como un largo silencio que aguarda el sonido de su voz para que la canción deje de ser una sombra y sea ella, para que los recuerdos pasen a ser ocupados por nuevos, para que las bocas bailen al ritmo de la lengua y que se amén para siempre, esa, sería la mejor canción.
